miércoles, 22 de abril de 2009

Violencias


Las paredes del barrio acusan: puto cagón, no tenés aguante y lo firman los colores de la hinchada contraria. Empieza el partido, y Alberto nos mira a todxs, cómplice y dice- “ a esos putos les rompemos el orto.”- Por qué ser mejor, tiene que ver con destruir la dignidad del otro, el culo del otro, romperlo.
En la calle una Mirta le grita a su nene- ¡no seas maricón!, ¡deja de llorar! ¡y caminá bien de una buena vez!- mientras lo lleva a rastras de un brazo.
A Daiana le costaba respirar. La voz se le se le fue diluyendo de tanta paliza junta y algunos cortes en la espalda. El novio, César, terminó su ataque con un estrangulamiento y un mensaje escrito con birome en el vientre de la Daiana, ya muerta: “Te gané, Juan; me la llevé yo”. Daiana, que a los 14 años y con un embarazo de siete meses mixturaba esos tesoros con una repentina adultez; César 24. En la comisaría 3ª de Roca, tradujeron el asesinato como un ataque de celos.
Escucho del otro lado de los muros la voz ronca de mi vecino: ¿no tenes la comida lista?? ¡Puta de mierda!!!?, escucho los golpes, y las paredes empiezan a llorar, pero para adentro.
Celeste t. me confesó que le tiembla la mano cuando escucha varios motores de moto al unísono, que le suenan como el cachetazo de las cadenas, de escupir sangre, como si le tatuaran “traba de mierda” en la frente.
José no se divirtió en la escuela, porque lo que la maestra no logró imponerle de su sexualidad con los libros, sus propios amigos lo intentaron con burlas y trompadas, que aún hoy, 20 años más tarde, le duelen.
A ella la echaron de la casa a los 13, cuando Aníbal, empezó a usar los vestidos de Anna, su hermana mayor y las pinturitas de mamá, y caminaba con glamour mientras intentaba explicarle a su familia que prefería que le digan “ANI”.
La cancha, la calle la casa. Gritos, golpes. Ser diferente deja marcas. Mi barrio, todos los barrios. Violencias.

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