Podemos pensar a la familia como un modelo que intenta ordenar las relaciones sociales –cristalizadas en leyes que se resisten al cambio, a pesar de excepciones–, pero la imagen familiar resulta mucho más compleja que la que dibujan las publicidades y programas de televisión.
Monoparentales, homoparentales, unidas por fuera de la ley, eso que en algún momento se llamó “el núcleo primario” adquiere múltiples expresiones.
¿Qué entendemos por familia?
Sugieren las estadísticas que en la última década lo que conocemos por familia no ha dejado de mutar. El número de parejas que pasa por el Registro Civil para convertirse en matrimonios legalmente constituidos desciende día a día (disminuyó un 11 por ciento en la última década) y el de uniones de hecho, parece crecer notablemente (se estima que son el 30 por ciento del total de parejas que comparten casa sin preocuparse por los papeles).
A la fluida imaginación que modeló familias a lo largo del siglo XX, por lo visto, se le escapan posibilidades que hoy construyen familias de hecho: Familias homoparentales, Madres – padres solterxs, hijos criados por tías y abuelas, crianzas colectivas, colectividades, etc.
Es que la familia que nos contaron, “papá proveedor y fuerte, todo una macho dominante”, “mamá siempre amorosa, siempre dispuesta (a lavar, planchar, cocinar y ocuparse de lxs críos) y dos niños (nena y nene, buenos aprendices de sus mayores), no sólo parece estar diluyéndose como modelo rector, sino que además está fuertemente desactualizada.
La familia tipo tiene patas cortas , como la mentira; y permite que nos preguntemos si es que alguna vez fue, efectivamente, algo más que modelo sustentado en las leyes y altamente funcional al capital.
Para afuera este bloque sanguíneo con códigos de honor, para adentro los trapos sucios, y cada uno a hacerse cargo de la parte que le toca actuar, por que “naturalmente, así son las familias”. Ni tan privado ni tan natural, porque sería demasiado naif asumir que un simple mandato biológico sea responsable del modelo patriarcal heteronormativo, que funda en la diferencia sexual una oposición binaria y establece así un modelo biparental.
La familia ordena las dos esferas modernas: constituyendo lo privado, lo doméstico que se funda en la figura feminizada de crianza.
Decreta el Diccionario de la Real Academia que una familia es:
1. f. Grupo de personas emparentadas entre sí que viven juntas.
2. f. Conjunto de ascendientes, descendientes, colaterales y afines de un linaje.
3. f. Hijos o descendencia.
4. f. Conjunto de personas que tienen alguna condición, opinión o tendencia común. Toda la familia socialista aplaudió el discurso.
5. f. Conjunto de objetos que presentan características comunes.
6. f. Número de criados de alguien, aunque no vivan dentro de su casa.
7. f. Cuerpo de una orden o religión, o parte considerable de ella.
Podemos interpretarle como una congregación fundada en la descendencia; un núcleo económico y social, que transmite valores morales e introduce al individuo a la vida social .
Aún esta interpretación deja afuera un aspecto fundante del vínculo tangible de toda familia: ese sacrificio que lxs sujetxs realizamos ante la prohibición, para introducirnos a la cultura, y posibilitar la construcción del lazo social. Pero las prohibiciones sólo se administran de forma vertical, para reproducir el modelo de opresión institucional que nos explico Foucault, Padre, Madre, niño, niña; en ese orden, para mantener “el orden”. Obedecer a la madre, que debe obedecer al padre, que debe obedecer al patrón.
Sin embargo, la familia no es vivida tan sólo como una institución castradora: El sustento económico y emocional que proporciona la familia, constituye para el sujeto una base sólida desde donde proyectarse a sí mismo hacia lxs otrxs.
La familia es una unidad cooperativa. Es decir, es un conjunto de personas que no solamente tienen necesidades individuales, sino que tienen afecto y atienden necesidades en común. Pueden estar cruzadas o no por el deseo de integrar hijxs, y está comprobado que la orientación sexual de los padres, no define a la de lxs hijxs, sino que lo que es crucial para que lxs niñxs sean crezcan en ambientes sanos lxs dadores de cuidados deben asegurarles afecto y el estado como garante de los derechos del niño.
Cualquiera sea la composición que el/la sujetx le otorgue a su construcción de familia estará compuesta de características de fidelidad, es decir, sea una familia homoparental, monoparental, de hermanxs únicamente, o una colectividad de amigxs, pasa a ser una familia cuando la misma ofrece al sujetx un marco de seguridades, construyendo con ellxs una ligazón libidinal, que le ayudará a sobrellevar los problemas del desarrollo de la vida social.
Pero el estado no puede contemplar a todas las familias por igual. Rapisardi lo clarifica al analizar el comportamiento del parlamento argentino, sobretodo las bancas de derecha a la hora de tratar los conceptos de cónyuge y familia. "Cuando vieron que no podían atacar el proyecto con argumentos sobre naturaleza y perversión, propusieron eliminar directamente la referencia a la unión civil como familia, y en un rapto de liberalismo a destiempo propusieron que las 'uniones civiles' se celebraran sin requisitos por dos o más personas. En esta intención de borrar el concepto 'familia' se articuló un tipo de política: el tipo de política pública y participación social necesarias para repensar el sostén de los hogares desde relaciones de género no concebidas a partir de identidades, sino de las distribuciones inequitativas del ejercicio del poder."
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Por MCB
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